El jueves a la noche el clima acompañaba para que sea una buena velada y así fue. La aguja del reloj marcó las 22hs cuando di comienzo a la variette, junto con Bernardo.
El público nuevamente cumplió con creces y creció en cantidad, en relación a la anterior variette, de 69 personas subió a 70.
El primer número estuvo a cargo del canta-autor Marcelo Lescano, quien fue acompañado por Noelia en voz y percusión logrando que mi puntaje para ellos se erija en un “Regio”. Luego sobrevino Felipe (el hombre sin huesos), el cual estampó toda su destreza corporal en el suelo del escenario peripécico dejando a la gente con la boca abierta para luego conseguir un estruendoso aplauso.
Mi corazón empezó a latir más fuerte cuando tuve que presentar a Ella, la gran diva de la calle Mendoza, al 1066; “Mechi Concreto”. Estupenda como siempre y un fuerte aplauto. Si aplauto, no aplauso. Es distinto; aplauso: es el impacto de ambas palmas de la mano, logrando un sonido agudo tirando a esdrújulo; aplauto: es el impacto de una palma contra lo que he de llamar el empeine de la mano, logrando un sonido grave y apagado. Antes del corte, lancé una nueva canción denominada Inch’allah (lo hice por la mitad, para no quemar el tema).
Recreo y a comer hamburguesas, tomar porrones y vaciarse botellas de vino, mientras charlamos un poquito. Alguien pide que cante Cristo Locura. Lo hago en varias versiones y con el acompañamiento del público.
El segundo tramo comenzó de la mano de Amanda, una vieja conocida que hizo divertir a los espectadores durante casi media hora explicando, sobre el final, pases de baile. Otro aplauto grande y a seguir, porque después vinieron Fulanito y Minervita para realizar una dramatización sobre el día del amigo. Consiguieron mi aprobación gracias a un obsequio que me hicieron. Se trataba de dos fotos de una revista de moda en la cual visto muy elegante haciendo una publicidad. Gracias aplautos y aplausos para mí, también para ellos y Bernardo.
El último número lo llevaron a cabo dos seres anónimos, el uno al otro y hacia el resto, aunque entre ellos se conocieron a fondo mediante varios besos boca a boca. Genuinos golpes de manos para “Ellos Dos” (así los presenté).
Finalmente y como siempre los espectadores pidieron que cante el clásico “Mis manos en tu cintura”. No sólo hubo aplautos, aplausos y alaridos, sino que también vitorearon mi nombre, dudé un instante y les regalé una de las mejores versiones de “Mi gran noche”. Gracias a todos y hasta el tercer jueves de agosto, más numéricamente preciso como el 21/8. Chau!!!